10 DE MARZO 1876, LLEGABA LA TELEFONÍA
El británico Alexander Graham Bell inventaba el teléfono, financiado con la ayuda de sus suegros, y a través de dos pequeños aparatos (uno para hablar y otro para escuchar) transmite la primera frase a distancia.
"Señor Watson, venga aquí, necesito que me ayude" fue la primera comunicación, un logro que hará del mundo en que vivimos un lugar mucho más pequeño.
La evolución de la tecnología ha producido enormes avances en las comunicaciones y su uso se ha extendido a una velocidad de vértigo. Se calcula que el 68 % de la población mundial cuenta ya con móvil.
Pero la inmediatez y la sencillez no siempre favorecen la comunicación, y sea cual sea el medio que empleemos para transmitir un mensaje tenemos que tener claras ciertas pautas:
- Adecúa tu lenguaje al receptor. Debemos emplear un lenguaje técnico en comunicaciones oficiales y laborales, pero más relajado en los círculos cercanos.
- Emplea el canal más adecuado; un sms, un email, una llamada o una grabación no tienen las mismas connotaciones. Por ejemplo, si tenemos que adjuntar un informe, un email es una buena solución, pero si queremos añadir una explicación extensa sería preferible acompañarlo de una llamada, o concertar una cita para una reunión en persona. Evitar las redundancias y no perder el tiempo siempre es de agradecer.
- Sé claro y conciso, y asegúrate de que la otra parte ha entendido lo que pretendías transmitir. Esto se observa fácilmente en el uso abusivo o indebido de ciertas personas con los emoticonos.
Los malentendidos son frecuentes, pero está en nuestra mano intentar evitarlos. Prueba a releer con diferentes etonaciones conversaciones de chats o mensajes instantáneos y verás cuánto puede llegar a diferir la percepción del otro según los estados emocionales.
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